6 jul 2011

MUSICA PARA EL ALMA...

STEPHAN MICUS-"The Garden of Mirrors"


El compositor y multinstrumentista Stepahn Micus es un creador solitario, una especie eremita que en cada obra propone una liturgia en la que cataliza culturas e instrumentos. Evidentemente, todas ellas parten de un texto y un ritual personalista que se inspira en una temática distinta (aquí el teatro noh japonés) en la cual hace acopio de un material instrumental en la que sobresalen los propios del viaje elegido. El resultado antropológico de su discurso trasciende fronteras sintetizando las distintas identidades culturales (India, Japón, Indonesia, Africa, Europa) en un contexto que le sitúa fuera del tiempo y de la geografía, entre las músicas antiguas europeas y las del mundo.

Hizo su primer viaje a Oriente con 16 años y grabó Koan, su debut en ECM con la guitarra como protagonista, en 1975, con 22 años. Micus podría ser visto por el aficionado al jazz como una rémora derivada del movimiento hippie o alguien devoto de una mentalidad budista occidental que uniera hombre, instrumentos y naturaleza.

De los trabajos más abiertos y explorativos de la primera época hasta los más recientes, que parten del muy conseguido en contraste de volumen, melodía y ritmo To the Evening Child, se percibe a un creador que amplía la gama de sonidos y de voces y detalla sobre el papel todo lo que registrará, motivo a motivo, después. Experto en el uso cromático de texturas y timbres, en este Bold As Light (¿una continuación de Darkness and Light?) lo encontraremos acercándose al mundo japonés con los acentos de las flautas (shakuhachi, nohkan, raj nplaim), arropando a su voz multiplicada en distintas tonalidades con pequeños órganos vocales como el sho y definiendo figuras rítmicas con instrumentos africanos (kalimba, sinding). Sólo para creyentes.

Loreena Mc Kennitt

Ampliando su enfoque hacia una variedad más ecléctica de temas célticos, y siguiendo su asistencia a una exhibición internacional de utensilios celtas en Venecia, las letras de Loreena en su cuarto álbum, The Visit , toman la forma de historias musicales.
Un éxito de ventas multimillonarias por todo el mundo, esta grabación lanza nuevamente las influencias tempranas de Loreena con una luz creativa y contemporánea. Las nueve canciones producidas por la artista varían desde una versión acechante de "Greensleeves" cantada "tal y como me imagino que lo habría hecho Tom Waits" y una inquietante versión instrumental de "Tango To Evora", hasta la desgarradora y tradicional balada por el medioambiente "Bonny Portmore" y finalmente, una de las creaciones más queridas de Loreena, una preciosa melodía que narra el poema épico de Tennyson ambientado en la legendaria época del rey Arturo, "The Lady Of Shalott".
"Los Celtas conocían, tal y como estamos aprendiendo nosotros ahora, la importancia del respeto profundo por todos los elementos de la vida a su alrededor," concluye Loreena. "Esta grabación aspira a ser nada más que una reflexión sobre este tema".



MILES DAVIS - "Ascenseur per l´ échafaud"


Corría el año 1957, y Miles Davis estaba en el entonces punto culminante de su carrera, tras haber grabado el año anterior las sesiones de su primer gran quinteto (con John Coltrane) y, en el presente, haberse enfrentado a una original formación orquestal a cargo de Gil Evans en Miles Ahead.
La popularidad de Miles en Europa era cada vez mayor, y a finales de año fue invitado a ofrecer una serie de conciertos en París a cargo de un combo en su mayoría local que conformaban Barney Wilen (saxo tenor), René Urtreger (piano), Pierre Michelot (contrabajo) y el americano Kenny Clarke (batería). Cuando el trompetista llegó al aeropuerto parisino allí se encontraba esperándole uno de sus mayores fans: el director de cine Louis Malle. Malle estaba trabajando en su largometraje L’Ascenseur por L’Echafaud ("Ascensor hacia la horca"), y aprovechó la visita de Davis para solicitarle grabar la banda sonora de la película. Miles aceptó, y con ese gesto abrió la puerta a uno de los proyectos que más iba a aportar a su música, a su búsqueda y al jazz en general.



La grabación se realizó la madrugada del 4 de diciembre, en unas pocas horas, y sin música de la que partir. No había progresiones de acordes escritas ni melodía preconcebida alguna. Tan sólo Malle, los músicos y las escenas de la película como referencia. Los temas que conforman la banda sonora surgieron como pequeñas piezas, como partes de temas, como bocetos. Miles sugeriría uno o dos acordes, el grupo ofrecería un robusto soporte rítmico (rayando en algunos casos en la monotonía) y él improvisaría sobre la diminuta estructura armónica, intentando dejarse llevar por las escenas del largometraje. De ese modo Miles obtuvo dos clarísimas conclusiones que iban a marcar todo su trabajo posterior:



1. Era posible crear material de calidad sin apenas preparación previa.



2. No sólo se podía improvisar sin necesidad de una armonía variada, sino que el hecho de tocar sobre un solo acorde obligaba al intérprete a ser mucho más melódico y profundo, excluyendo todo tipo de "trucos" de improvisación derivados de la variedad cordal subyacente, y ofreciendo una cantidad ilimitada de posibilidades.
En base a esta segunda conclusión Miles descubrió una alternativa a los estilos bop y cool predominantes en ese momento. Sus investigaciones inmediatamente posteriores iban a propiciar la aparición de sus discos Milestones y Kind of Blue, y con ellos una nueva forma de entender la música improvisada: el jazz modal. En temas como "Miles" o "So What" el grupo tendría que apañárselas sobre estructuras de cuatro, ocho o más compases sin variación armónica ninguna, viéndose obligados de ese modo a sacar el máximo provecho de sus conocimientos y sus cualidades como intérpretes e improvisadores. Por otro lado, el hecho de llegar al estudio de grabación sin ideas claramente preconcebidas, sin partituras, sin haber ensayado previamente como era costumbre, sedujo tanto a Miles que pasó a formar parte de su "modus operandi" de ahí en adelante, llegando a ser operativa obligada en sus discos de los años 70.



Ascenseur pour L’Echafaud no puede ser calificado de obra maestra. Como toda banda sonora adolece incluso de excesiva densidad cuando se escucha la música aislada de las imágenes a que acompaña. No obstante su valor histórico es fundamental, y es francamente enriquecedor escuchar los primeros solos de Miles sobre las estructuras armónicas que iban a servir de embrión para sus mejores trabajos de los años 60, así como observar la inmensa capacidad de interpretación del trompetista, puesta de manifiesto en anteriores sesiones con su quinteto. Lo que ocurrió en fechas posteriores es ya historia.


PETER GABRIEL -PASSION
Martin Scorsese en 1983 le propuso a Peter Gabriel que musicalizara su proyecto cinematográfico basado en la novela de Nikos Kazantzakis “La última tentación de Cristo”. El compositor británico tardó 5 años para hacer entrega de su particular producción. En ese tiempo, Gabriel se hallaba embarcado en un proyecto artístico que pretendía sacar al mundo todos sus sonidos, y vió en la propuesta de Scorsese un buen punto de partida. Este disco es la base musical en la que la película de Scorsese acabaría complementándose artísiticamente; Passion consiguió además convertirse en una obra de referencia constante en la historia musical, trascendiendo incluso el tema cinematográfico. El disco es una joya musical progresiva, no dudes en descargarlo y agregarlo a tu colección músical y sobre todo comprarlo original.

"TUBULAR BELLS"-Mike Oldfield

Un nombre: Tubular Bells aunque en principio se barajasen nombres como Breakfast in Bed (Desayuno en la cama) y Opus One (Opus 1).

Casi se había agotado la paciencia de Mike Oldfield cuando Draper le ofreció una semana de tiempo de estudio en The Manor. Una amplia selección de instrumentos fue llevada al estudio, y comenzó el trabajo. Durante esa semana se grabó algo más de la primera parte del álbum, y el resto emergió durante sesiones repartidas a lo largo de los siguientes meses. Desde el principio Mike ponía las facilidades que le daba la tecnología de la época al límite para hacer sus grabaciones; muy pronto empezó a usar 16 pistas. Como se iban añadiendo a la grabación más y más instrumentos, las sesiones también fueron una prueba para la inventiva de Newman y Heyworth, que mezclaron aquello todo lo bien que les fue posible en un período limitado de tiempo. El equipo de que disponía el estudio no estaba automatizado, y todo el trabajo fue hecho manualmente por Mike, ya que Simon Heyworth y Tom Newman ya usaban todos los dedos de que disponían en la mesa de mezclas; esto hacía menos cercana la relación entre productores y artista, pero aun así cada uno de los tres aprendió muchas cosas de sus otros dos compañeros.
Durante las sesiones, Mike tocó más de 20 instrumentos y se grabaron aproximadamente 2000 cintas de prueba. La música fue interpretada casi al completo por él mismo, con la excepción de Viv Stanshall (voces), Jon Field (flauta), Steve Broughton (percusión) y Mundy Ellis (voces); Newman y Simon Heyworth recibieron crédito como co-productores. Cuando terminaron las sesiones, Branson se llevó las cintas de Tubular Bells a la feria de la industria musical, MIDEM, en Cannes en enero de 1973. Un ejecutivo de la compañía americana Mercury Records le dijo, "si le pones letra te lo compró por 20.000 $". Como nadie se mostraba interesado en respetar el concepto original, Branson y Draper decidieron editar el álbum ellos mismos en su nueva discográfica, Virgin Records.
Tubular Bells vio la luz el 25 de mayo de 1973. Surgió de un proceso de grabación y mezcla al que hubiera podido llamarse arte en estado puro. Los críticos hicieron lo que pudieron para definirlo, pero los aplausos fueron unánimes: el público simplemente abrió su corazón al nuevo artista y su magistral debut. La prensa británica se quedó perpleja. El influyente radio-DJ de la BBC John Peel escribió que aquel era "un disco que cubría genuinamente un nuevo e inexplorado territorio", con música que "combina lógica con sorpresa, sol con lluvia". "Una extensa obra, casi clásica en su estructura y en la forma en cómo el tema está establecido y diestramente trabajado", dijo el Melody Maker. Algunos entrevistadores incluso creían poder enumerar las influencias de Mike : "La textura de Tubular Bells recuerda bastante a Sibelius, Vaughan Williams, Michel Legrand y The Last Night of the Proms", escribió el productor televisivo Tony Palmer.
Tubular Bells siempre se recordará como un momento en la historia de la música rock que cautivó el corazón y la imaginación de mucha gente. Fue también un punto de partida desde el cual poder apreciar los muchos cambios y descubrimientos hechos por este creador que, a partir de los 19 años, fue creciendo en madurez. El álbum entró en las listas del Reino Unido en julio y pronto llegó al primer puesto. Tubular Bells comenzó a venderse masivamente en toda Europa.
En junio de 1973, Tubular Bells se presentó en vivo en el Queen Elizabeth Hall de Londres. Para esta ocasión, se unieron a Mike los guitarristas Mick Taylor (de The Rolling Stones), Steve Hillage (de Gong), Fred Frith (de Henry Cow) y Ted Speight. También participaron David Bedford, Kevin Ayers y Pierre Moerlen, el percusionista de la vanguardista banda de rock Gong, y que sería uno de los nombres fijos en la plantilla de músicos de Mike durante muchos años. La respuesta del público fue descrita por un periodista del New Musical Express así: "Todo el público se puso de pie y empezó a pedir más. Eso sólo fue una de esas raras y espontáneas muestras de agradecimiento".
Tubular Bells también se editó en los Estados Unidos, pero allí todo estaba sucediendo de una forma más lenta. El empujón necesario para que las ventas del disco subieran como la espuma vino cuando el director de cine William Friedkin, animado por Richard Branson, decidió usar un extracto de 4 minutos en la película de terror El Exorcista. Mike no fue consultado respecto a la asociación de su obra con aquella película, y más tarde diría a los periodistas que aquello no le había gustado del todo. En el Reino Unido, se lanzó un single de Tubular Bells con una versión remezclada del álbum en versión "cuadrofónica", un sistema que necesitaba de cuatro altavoces para su pleno aprovechamiento. Para mostrar las maravillas de aquel novedoso sistema, el Tubular Bells Quad incluía una secuencia extra de un avión que parecía moverse alrededor del oyente, y que fue grabado después de The Sailor's Hornpipe.

DEAD CAN DANCE- AION. (1990)

Aion es un álbum de música gótica del grupo australiano Dead Can Dance, publicado en 1990 bajo el sello discográfico 4AD. Es el álbum más representativo del estilo del grupo al contener una amplia gama de melodías, sonidos e instrumentos antiguos, recuperados de la edad media y del renacimiento, con el objetivo de representar la música de esta época. La influencia de las creaciones medievales se hace directa en temas como The Song of the Sibyl, cuya letra es una edición de una canción católica catalana del mismo nombre. Además, otros temas hablan de la fortuna, tópico muy frecuente en el arte renacentista; e incluso, de mitos paganos griegos.